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La distancia de los puntos y aparte

Siempre he creído que la distancia, de vez en cuando, es necesaria. Aunque con matices.

Me refiero a cuando comprobamos que es preciso distanciarnos de algunas partes de nosotros mismos para re-tomar consciencia y reconsiderar algunas cosas. Tal vez sea porque poco a poco me he ido reafirmando en esta creencia, pero prácticamente en todos los pasos que he dado en mi vida ha llegado algún momento que me ha demostrado que la frase que corona este texto es cierta.

Porque en muchas ocasiones la distancia me ha hablado de las personas a las que quiero de verdad o de las que tenía que ir dejando atrás; me ha hecho ver aquello que es importante y lo que resultaba más nimio aunque estuviera empecinada en que no era así. En resumen, para mí es una manera de reconciliarme con lo que me hace bien, aunque no siempre sea sencillo pararse a pensar y hacer este tipo de inventario mental.

Para mí es como volver a aterrizar los pies en la tierra. Y me ayuda a aceptar algunas etapas que terminan de manera abrupta, causando incluso dolor cuando me niego a transitar el territorio de la aceptación. Pero no hay otra salida: cuando algo duro sobreviene, hay ciertos días clave que tienen que pasar armándome de paciencia hasta llegar al punto de poder valorarlo enteramente, con todas sus aristas. Distanciándome de ello todo lo posible, he aprendido a valorar todo lo bueno de los malos baches y a discernir entre tanta niebla cuál es de verdad mi sitio. Por eso creo que la distancia es necesaria. A pesar de todas las dificultades que entraña en un doble sentido: es complicado dejarla entrar, y también lo es abandonarla cuando el proceso se ha completado. Siempre ha sido fácil, en esta línea, no querer despegarse de ese alejamiento que adormece, que mitiga la aflicción porque me empeño en negarlo todo.

Al final, como suele suceder, todo es aprendizaje, o al menos debe serlo. Sólo así encuentro la calma pertinente para poner el punto en un párrafo y prepararme para lo que tenga que aportar el siguiente.

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