Publicada el 1 de octubre de 2014 en Fin de la Historia.

Magical Girl, un drama silencioso y perturbador con reminiscencias del cine negro, fue la ganadora de la Concha de Oro en la 62 edición del Festival de San Sebastián. Su director y guionista, Carlos Vermut, también se alzó con la Concha de Plata a la mejor dirección.

Una de las ventajas de ver una película que todavía no se ha estrenado en un festival de cine es que muchos espectadores van sin saber muy bien a lo que van. Se eliminan gran parte de las recomendaciones de amigos o la confianza más o menos plena en el crítico de cabecera. Esta situación es la que se dio en la proyección nocturna de Magical Girl en el Kursaal en pleno Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Por eso, y por otras muchas cosas, la sorpresa que suscitó el nuevo trabajo de Carlos Vermut fue casi generalizada.

Entre las toses de rigor de una sala de cine en silencio, se va abriendo paso, tras un inicio perturbador en el que se nos muestra a una niña enfrentándose a su maestro en la escuela, la historia de Alicia (Lucía Pollán), una niña con leucemia terminal y una pasión: el anime y la temática japonesa. Su padre, Luis (Luis Bermejo), profesor en paro debido a los recortes en educación, gasta los días vendiendo libros a peso para sacar unos euros e intentando hacer de padre para su hija, consciente de que están siendo sus últimos días. En un contrapunto Vermut nos muestra a Bárbara (Bárbara Lennie, quien dará que hablar después de esto) hablando con su marido mientras él la obliga a tomarse la medicación y amenaza con marcharse de casa.

Magical Girl - Hay Vida Después de la Oficina

Contrapunto porque una de las vetas del filme de Vermut son los contrastes. De manera simultánea, en el primer tramo de película narra dos historias opuestas que parece mentira que lleguen a cruzarse. Pero, sin embargo, se cruzan, y de este encuentro surgirá el conflicto central de Magical Girl. ¿Cómo se pasa de la afición de una niña de 12 años por el anime japonés a la extorsión sufrida por una mujer con problemas mentales y mantenida por su marido, un adinerado psiquiatra? Vermut mezcla irremediablemente estas historias, las relaciona y juega con el supuesto de hasta dónde se es capaz de llegar por cualquier tipo de amor, desde el más entrañable al más oscuro.

Así, de los primeros planos de una Alicia optimista y de mirada limpia que desprende calidez pasamos a los espacios fríos y grises de la casa de Bárbara, con su espalda encorvada o su rostro en penumbra. Como trasfondo sutil, llama ligeramente la atención la referencia a la desigualdad que puede provocar la crisis económica y lo que el dinero puede suponer para mucha gente. Se agradece, asimismo, que este pretexto no sea excesivamente explotado, sino que pase a ser un discreto elemento más de las motivaciones que mueven a nuestros personajes.

Como un extra arriesgado, también está presente un humor desconcertante que arranca risas de los espectadores, quienes mientras las dejan escapar se están preguntando cómo es posible que se rían de algo tan cruel. Ese humor siniestro, que puede llegar incluso a rozar lo macabro y lo perverso, sirve como herramienta a Carlos Vermut para completar esa atmósfera imponente, ese puzzle sin terminar que es Magical Girl.

Magical Girl - Hay vida después de la oficina

Por si alguien se pierde o todavía no está metido en el ambiente turbador de Magical Girl, Carlos Vermut hace reaparecer hacia la mitad del filme a ese maestro de escuela que abre la película. Y no es otro que Damián, interpretado por un José Sacristán titánico que dando vida a un personaje asustadizo de emociones sobrias y comedidas consigue sobrecoger al espectador y hacerlo partícipe de parte de sus demonios, aunque no llegue a comprenderlos del todo. Porque una de las cosas de las que avisaron Vermut y el propio actor es que la película dejará al espectador con hambre de conocer las vidas anteriores de esos cuatro personajes que entre silencios y miradas hilan este drama que habla sobre los límites que deben o no cruzarse cuando la motivación tiene nombre de alguien a quien amas. Porque en Magical Girl hay miradas que dicen más que otras películas con exceso de diálogo. “Date la vuelta”, dirá Damián, de hecho, en un momento clave, para que dejen de mirarlo.

La libre interpretación queda a merced de cada uno en algunos aspectos, pero a pesar de ello la sensación que deja Magical Girl es la de un producto sin fisuras, que sacia, inquieta y sorprende. Por si el vello de alguno todavía no se ha erizado, una escena brillante que comienza en un bar y que conduce al final remata a los más escépticos. El epílogo, en estructura circular, se encarga del resto.

Al salir de la proyección, mezclada entre los aplausos y la ovación a Vermut y su equipo, se cuela una frase general: “No era lo que esperaba, pero me ha encantado”. Días más tarde, cuando se conoce que Magical Girl es la ganadora de la Concha de Oro del festival y su director el merecedor de la Concha de Plata a la mejor dirección la sorpresa es menor que la que nos llevamos los afortunados que pudimos ver esta pequeña joya, arriesgada y joven, del cine español.

Puntuación: 8.5/10.

Ficha técnica

Título: Magical Girl

Director: Carlos Vermut

Guión: Carlos Vermut

Fotografía: Santiago Racaj

Reparto: Luis BermejoJosé SacristánBárbara LennieLucía PollánIsrael ElejaldeAlberto ChavesTeresa Soria RuanoMiquel InsuaElisabet Gelabert

Productora: Aquí y Allí Films / Canal + España

Año: 2014

Duración: 127 min.

País: España

Web oficial: http://www.magicalgirlfilm.com/

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